Para los asturianos, el cuquiellu, (Cuculus Canorus), es la confirmación natural del cambio de estación.
En la Cabaña, se oye cantar la intermitente melodía bucólica cada mañana, cada atardecer.
Este año, y después de varios de ausencia, esta rara avis usurpadora, anida en un fresno protector solar, de implacables días en el estío, y de vientos recios de poniente.
Es una sinfonía que deja sobre el aire el espíritu más amplio de la libertad. Su canto es el despertar de una mañana de abril, húmeda y soleada. Sin duda, un encanto al oído.
En pijama y reclinados a la ventana, el desayuno es una fábula.