La llamada para el cortejo nupcial de los ciervos, cobra especial relevancia estos días. Desde la Cabaña, y apoyados por unos antiojos de larga vista, se observa a cinco machos berreando en una campera.
Madrugar supone una identificación relativamente fácil de estos individuos y de su jerarquía, con tan sólo observarlos y escuchar sus bramidos.
Las hembras se cargan en esta época de aquellos machos que tienen relevancia en la manada.
Una observación tan natural, que congrega cada incipiente otoño a numerosos curiosos y entusiastas de la Cabaña.