El pasado veinticuatro de los corrientes, se celebró un meeting, en la cabaña. Agradecemos la confianza prestada a los señores Jorge V. y Juan D., quienes rindieron un merecido homenaje, a las mejores viandas, sin obviar los acuerdos allí acaecidos.
Tras una intensa jornada de reuniones, al filo de la madrugada, se consensuaron los principios rectores del proyecto del señor Andrés O. Memorable fecha para recordar.
Muchísimas gracias, y sin duda volveremos en una próxima ocasión.
asturiasheritage@gmail.com
miércoles, 28 de febrero de 2007
lunes, 19 de febrero de 2007
A más de mil metros sobre el nivel del mar, las nubes a menudo entumecen el paisaje, atrapan la humedad y esconden lugares que a la luz del sol quedan por siempre en la memoria.
Es el caso de La Cabaña de Pepe, lugar donde el despertar en primavera, recrea el sentido de las emociones sin arista, se descansa con sólo observar, el silencio estremece... y entonces llega la paz.
Mirando al sur, encontramos la Cordillera Cantábrica, con el Pico Torres, la Peña Ubiña, la Sierra del Aramo, Puertos de Tarna...
Una mirada al norte es adentrarse en las aguas del Cantábrico, donde en días sin bruma los barcos parecen estáticos en el horizonte marino.
La estancia resulta gratificante al viajero. Catamos vinos de las antípodas, variedad Merlot y Shiraz, y al calor de una chimena reparadora, maridamos estos caldos con unos carnes rojas, y unos quesos franceses.
No falta en la Cabaña de Pepe, PX. Esta erudición de bebida para los amantes del buen postre, es un convite a la siestecilla de rigor en una hamaca antigua. Mientras, afuera, el viento ruge entre las ramas desnudas de las hayas y fresnos. Es invierno.
No se puede obviar la singularidad de la noche. Desde esta acendrada posición, las estrellas perfilan una luminosidad destelleante casi sin igual. Y qué decir sobre los gritos desgarradores del zorrro, que alumbrado en la distancia con linterna, levanta la cabeza y extiende su aliento al aire.
Es el caso de La Cabaña de Pepe, lugar donde el despertar en primavera, recrea el sentido de las emociones sin arista, se descansa con sólo observar, el silencio estremece... y entonces llega la paz.
Mirando al sur, encontramos la Cordillera Cantábrica, con el Pico Torres, la Peña Ubiña, la Sierra del Aramo, Puertos de Tarna...
Una mirada al norte es adentrarse en las aguas del Cantábrico, donde en días sin bruma los barcos parecen estáticos en el horizonte marino.
La estancia resulta gratificante al viajero. Catamos vinos de las antípodas, variedad Merlot y Shiraz, y al calor de una chimena reparadora, maridamos estos caldos con unos carnes rojas, y unos quesos franceses.
No falta en la Cabaña de Pepe, PX. Esta erudición de bebida para los amantes del buen postre, es un convite a la siestecilla de rigor en una hamaca antigua. Mientras, afuera, el viento ruge entre las ramas desnudas de las hayas y fresnos. Es invierno.
No se puede obviar la singularidad de la noche. Desde esta acendrada posición, las estrellas perfilan una luminosidad destelleante casi sin igual. Y qué decir sobre los gritos desgarradores del zorrro, que alumbrado en la distancia con linterna, levanta la cabeza y extiende su aliento al aire.
La noche es reparadora. El tálamo con barrotes, fortifica la idea y el concepto del descanso, amén de un colchón, gratificante a las lumbares.
Una experiencia en la cabaña de Pepe, es singular, exclusiva y benéfica. Este es un nuevo concepto de la vacación. "Todo para usted", dice Pepe...
Decididamente yo sé ahora lo que es descansar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)