sábado, 31 de mayo de 2014

                                               CAROLINA EN LA CABAÑA



Cuando Carolina visitó la Cabaña por primera vez tenía 6 años. De aquellos años recuerda momentos dispersos. La subida se hacía por un sendero desde el último pueblo, debiendo sortear varias tranqueras y una escalera de madera que salvaba un risco, antes de entrar en una pradería con caballos pastando.

Hoy vuelve la mirada a un grupo de carrascos que tamizan aquel pasillo de entrada, porque entre ellos un fresno supera con creces los tres metros.
No solamente busca con la mirada, sino con el olfato que le lleva a recordar que su vida alejada de Asturias por años, le devuelve aquí un aire con aroma de fresa, de flor de espino, a madera mojada, sabor de caliza...

De niña a mujer. De aquel sueño de una Cabaña tabulada en cumbres nevadas, muñecos de nieve, ciervos, cuervos, arceas, culebras al sol, casitas de palos, columpios hechos de cuerdas colgantes de un árbol...

Recuerdos en el mismo lugar con ojos verdes mirando las llamas danzar de la chimenea, sentada sobre la piel curtida de un cordero que cubre una banqueta, a la vez que degusta un té con dos rodajas de limón.

Y la conversación se extiende en la madrugada. - ¿ Qué escuchas ? - Está lloviendo, oigo las gotas de lluvia caer.

Carolina ha vuelto a la Cabaña.


asturiasheritage@gmail.com