lunes, 30 de julio de 2007

NÚÑEZ ARIAS EN LA CABAÑA


En una agradable jornada dibujada de sol y neblina, disfrutamos de la compañía de una gran persona, y de un gran artista.

Núñez Arias, evoca en la sabiduría práctica una integración instantánea en el medio. Nos regaló una visita ya siempre recordada por su retrospectiva realista de la vida.

Definir su identidad es poner de relieve su vocación de enseñante. Es maestro antes que artista. Su enseñanza ensalza los valores del esfuerzo y la constancia como garantes de competitividad y éxito.

Su pausada expresividad en la anécdota, su carácter abierto e integrador, una mirada fija a los ojos del interlocutor, es un retrato fiel de quien compone una pieza de la actual historia artística asturiana.

Narra su vivencia a lomos de un caballo cuando la neblina aún mantiene la atmósfera en un halo de misticismo. Rememora el instinto y sentido de un equino que volvía de una visita al santuario de Nuestra Señora de Pastur, envuelto en una noche densa de niebla.

Contempla el paisaje y descubre a sus habitantes, en el cantar de un Glayu, en el gorgeo de un mirlo.

Su destreza es elegancia al hacerse dueño del fuego, mientras la carne derrite su grasa. Nos invita a una empanada de carne. Un manjar aquí en la montaña.

Demuestra su habilidad en la cocina. Su conocimiento parece no hallar límites.

Sin duda, ha sido todo un orgullo compartir la exclusividad de un genio.

La Cabaña es hoy más rica en historia.

Prometió volver. Y allí lo esperamos.

viernes, 20 de julio de 2007

LAS VACAS DE PEPE NO BEBEN

Mostramos el reciente poema, recibido de un infante que pasó una tarde de verano en la cabaña.

Careta come la hierba seca,
la tritura sin saber que da manteca,
Estrella busca grillos, rasca el corbeyón,
y el sol apega moscas en su corazón.
La una toma sol, la otra pace estío,
las dos abrasan, en la sombra pío, pío.
Dos vacas, un pájaro, un árbol son. Qué beben,
las vacas de pepe no beben, ríen pero no beben.

Pelayo Vigón (9 años).

asturiasheritage@gmail.com

lunes, 16 de julio de 2007

...Y ME DIJO: TE AMO

Compartimos la ilusión del fin de semana en la Cabaña de Pepe. Ricardo, enamorado de la naturaleza en estado puro, elegió un lugar a las claras sorpresivo.

Yo vivo en ciudad, no piso más que asfalto. De casa a la oficina, de tiendas en Uría, y de noches en el antiguo. Conocí a Ricardo hace tres meses. En este tiempo me ha hecho conocedora de una vida más allá de la ciudad. Hemos visitado caminos y pueblos que desde el epicentro de una ciudad suenan a rural, ese término que nos cae un poco bajo desde el orgullo señorial de una capital como la asturiana.

Enamorados los dos, tomamos las curvas y subidas que nos conducen a una vieja cabaña. Ha sido palpitante. El calor tan directo que caía se templó en el interior con una piedra adormecida, una maderas veteadas de años, una inveterada imagen de calidad y clase. Acostados bajo el velo de una cama, nos miramos. Supimos que éramos sabedores y agraciados de pertenecer a ese Heritage.

Una mirada cómplice turbó mi paciente espera. Le deseaba tener en mis brazos. Un susurro al oído esculpió una trémula animación en mis pies. Mirando al techo, vi unas viejas vigas, y oí: Te amo, Julia.

sábado, 7 de julio de 2007

NUEVA ABDENDA A LA NOCHE DE SAN JUAN (2007)

Yo fui uno de los afortunados en asistir a la velada literaria.

Celebrada en la cabaña, cinco almas solo asistentes.

El recuerdo es grato por dos motivos. El primero por coincidir con mi onomástica; el segundo por la reunión de un quinteto bien avenido.

Comenzamos como personas, pero el devenir de la noche nos tornó etéreos y gráciles.

No porque hubiéramos adelgazado, sino porque la emoción de la noche nos absorbió.

Todo comenzó hace unos meses cuando, uno de los asistentes propuso la realización de un acto aún no materializado en este lugar: una velada literaria. La idea pareció bien, pero aún era una idea; algo que se nos revelaba en su concepto más abstracto.

Los días continuaron, si bien la proposición seguía en el aire, no decidíamos nada sobresaliente, tan sólo sabíamos que había que hacer una serie de lecturas (propias o de otros) que nos sugirieran algo. Los temas eran libres: sólo se trataba de compartir.

Y, es esta la idea en la que más quiero incidir.

Compartir unas horas con determinadas personas no es baladí. Nuestro tiempo es de cada uno; la decisión de gastarlo nos atañe a cada uno de nosotros, a nadie más, del modo que mejor consideremos. La capacidad de discernir con quien lo compartamos responde a la naturaleza del libre albedrío del que se nos dotó. Esto es así, y no de otro modo.

Hemos de entender esto de un modo claro y la forma en que decidamos hacerlo más que interesante, resulta importante, pues nos forma como individuos. Así, podemos entender esta convivencia desde el punto de vista fraternal, del de la amistad, desde el amoroso y sentimental con la chica que consideremos la más adecuada. Las tres perspectivas que aquí apunto son importantes, pues reflejan, en todas ellas, un concepto básico en toda relación humana: el compromiso; ¡idea que, en los últimos tiempos, está tan devaluada!

El motivo que nos unió aquella noche fue la celebración de un santo, que no deja de ser la cristianización de una creencia pagana, como reflejo de un acontecimiento astronómico: el solsticio de verano.

Pero, no creo que esta fuera nuestra principal motivación. De hecho, sustituimos la hoguera por el crepitar de una chimenea, además de adentrarnos en un interesante ágape al leve palpitar de unas velas. Cuan mariconada puede resultar esto. Ya sé…, es mucho lo que se puede objetar a esto: lo normal sería haber hecho una hoguera en una playa, o en la plaza del pueblo, rodeados de un sinfín de personas que no conocemos de nada o que si; pero la populosidad quebraría la esencia de lo que se pretendía; pues en la noche de San Juan se requiere un poco de intimidad. Intimidad con nosotros mismos e intimidad con los demás, lo que hemos logrado con la lectura de diversos párrafos. En nuestro gusto personal, en lo que nos gusta leer a solas, reside nuestro yo.

Pretendimos ser diferentes y lo conseguimos con nuestra audacia: ¿cuántas personas habrían tenido nuestro mismo privilegio?, alguna, sin duda, pero pocas. Poder disfrutar de la soledad fue nuestro privilegio, poder compartirla, nuestro acierto.
Juan D.

VELADA LITERARIA SAN JUAN 2007 (II)


Cuando, de vez en cuando, paro el reloj de mis vivencias para respirar y recordar, me doy cuenta de que ya, desde hace muchas sesiones, pasa a formar parte del repertorio del momento la Cabaña de Pepe.

Hace tiempo que tan singular construcción superó la anécdota para convertirse en parte importante de mi todo particular.

Recientemente tuve el honor de ser partícipe, comensal y testigo de una genial velada literaria, y de nuevo sentirme especial por romper con las reglas absurdas que la mayoría de los mortales contemporáneos entienden y aplican a la palabra diversión.

No faltaron exquisitos bocados, ni magníficos líquidos espirituosos o excelente tabaco que, en perfecta armonía con lecturas de cosecha propia y ajena, conjugaron inolvidables momentos en una inigualable atmósfera de amistad verdadera.

Desde aquí os doy las gracias a vosotros, Andrés O., Javi C., Juan D. y Pepe O. por tal honor. Espero impaciente el próximo encuentro.

Jorge V.

viernes, 6 de julio de 2007

PRIMER ENCUENTRO CON LA PINTURA Y EL ARTE

El último fin de semana del presente mes, la cabaña será escenario del primer encuentro con las artes.

El artista asturiano Núñez-Arias, disertará una conferencia titulada "Desde el realismo a la abstración de las bellas formas".

Desde Asturias Heritage queremos resaltar la importancia que este foro de la cultura y la expresión desean proyectar.

La amplitud de miras desde donde aunamos y compartimos la cultura, hará de esta próxima reunión una jornada magistral.

La presente ocasión será la oportunidad de rendir también, homenaje a una de las bodegas más prestigiosas del país: Vega Sicilia.

Más información y reserva en:

domingo, 1 de julio de 2007

30 DE JUNIO

La tarde es calurosa, el sol es un abrasivo que traspasa nuestras camisetas. Subimos a culminar el aljibe. Regueiro, el albañil, retoca las paredes con el mortero hidrófugo.

Se hacen ocho carretillos de pasta, se colocan las losas, se amortigua el talud con piedra.

Nos sorprende una neblina que traspasa las crestas de la montaña con rapidez.

La hora del bocadillo es un hábito que para los trabajadores de la construcción aun siendo las nueve y media de la tarde es un imperativo. J. Regueiro saca una bolsa con una bota de vino, y media boroña. -Es de casa- responde gustosamente, mientras sacia con un remuelgo la sed.

Caen las diez de la noche, cuando definitivamente se termina una construcción que empezaba en diciembre. 8500 litros de agua llenarán un "acuífero" singular.
Gracias a todos, Andrés, Javi, J. Antonio, Regueiro, Amado. Buen trabajo.

asturiasheritage@gmail.com